martes, febrero 13, 2007

Acerca de la necesaria reforma del Estado peruano.

REFORMAR SÍ, ¿HACIA QUÉ ESTADO?


En el ámbito del pedido del presidente Alan García de propuestas para la reforma del Estado Peruano, nos viene a la mente formular una pregunta fundamental para este proceso. ¿Qué tipo de Estado es el que queremos? La respuesta a la misma nos establecerá el marco de la acción a desarrollar para la reforma del Estado.

No debemos olvidar tampoco que el tipo de Estado implica también un modelo de organización social. Ciertamente existen dos grandes tendencias sobre el origen del Estado, una basada fundamentalmente en Hobbes que entiende al Estado como el órgano responsable de controlar los ímpetus de dominación del hombre sobre el resto de su especie. Y el otro, basado en Rousseau, que entiende al Estado como producto del Contrato Social. Los “técnicos” que pretendan conducir la reestructuración del Estado deben aclarar cuál es su posición al respecto.

Para los apristas definitivamente el Estado es producto del Contrato Social entre los hombres, lo que implica pensar en que el hombre es bueno por naturaleza. Y no es sino la sociedad la que distorsiona su comportamiento. En esa línea, consideramos que la persona humana es el fundamento y a la par la finalidad de la Sociedad y el Estado. Lamentablemente, esto que parece de sentido común, no siempre es así en algunos “tecnócratas” neo liberales. Este tipo de funcionarios podrían buscar eliminar la mayor parte de funciones sociales del Estado, porque para ellos el Estado debería ser sólo represor. Para quienes tenemos una mentalidad humanista y social, por el contrario, lo que deben fortalecerse son los aspectos promotores y de fortalecimiento del desarrollo humano.

Pero no debemos quedarnos ahí. La realidad indoamericana es peculiar y distinta a la que estudian con esquemas diferentes en las universidades norteamericanas o europeas. Eso nos lo enseñaron hace más de 80 años Haya y Mariátegui. Por ende, nuestros órdenes sociales y los retos de nuestros países, en los que debe de involucrarse activamente el Estado, son peculiares. Con ello lo que queremos decir es que el rol del Estado es totalmente diferente al de otros paralelos geográficos. En nuestro caso el Estado debe ser un Estado Promotor e Inclusivo.

Estado Promotor no es sólo de políticas sociales de bienestar o asistencia, como ha solido estar organizado populistamente el Estado Peruano. El Estado promotor está referido al desarrollo de capacidades económicas, sociales y culturales, las mismas que deben ser abordadas individual y/o colectivamente. En este último acápite cabe hacer también una precisión. El Estado Promotor no debe tener solamente como beneficiarios a individuos aislados, sino también debe tener como objetivo la promoción de la institucionalidad social, sea en los espacios económicos, sociales o políticos. Uno de los grandes errores del neoliberalismo fue querer acabar con la capacidad de organización colectiva y emprendedora de las comunidades, quebrantando su ancestral espíritu cooperativo.

Como hemos podido comprobar en breves reflexiones, la reforma del Estado implica toda una concepción de la sociedad y la política. De por sí conlleva una ideología y una doctrina que se expresa por medio del gobierno. No es entonces sólo un tema de “técnicos” como equivocadamente expresara Ollanta Humala, demostrando su poca preparación política.

La reforma del Estado ha sido y es el tema central del aprismo, desde su libro teórico fundamental, El Antiimperialismo y el Apra, en el cual Haya de la Torre planteó la organización del Estado Defensa. Ochenta años después con una economía y una sociedad totalmente distinta a la que él estudió, ciertamente el Estado debe ser otro. El Perú expresa una sociedad que quiere salir adelante, que quiere liberar sus energías, que quiere insurgir en su plenitud. Club de madres, empresarios populares, organizaciones civiles, profesionales innovadores, jóvenes emprendedores, pueblos indígenas que capitalizan su identidad cultural, ellos y muchos más quieren un Estado diferente, un Estado inclusivo y promotor donde puedan y deban encontrar el apoyo que el libre mercado les ha negado.

Aún bajo la concepción subsidiara del Estado, éste en el Perú aún tiene un importantísimo rol a cumplir, el cual no puede desaparecer aprovechándose de la necesidad de su reestructuración. Definitivamente, como bien lo ha pedido el presidente García, la opinión pública y más aún los apristas debemos contribuir activamente a que este proceso sea eficiente de acuerdo a las necesidades históricas del país. Y es que la reforma del Estado es un tema demasiado serio para encargárselo sólo a los técnicos.


Lima , 12 de febrero del 2007.

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CURSO COHESIÓN SOCIAL Y LOS BICENTENARIOS. FIIAP - AECID.

PREMIACIÓN A LA MUJER CAJAMARQUINA

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