viernes, agosto 19, 2011

MINISTERIO DE DESARROLLO E INCLUSIÓN SOCIAL. ¿Cuál debe ser su rol?


Desde tiempo atrás venimos convocando a la opinión pública a tomar mayor atención de la amplitud de los problemas sociales, que no son solamente los de la pobreza y la desnutrición crónica. Las propias Encuestas especializadas van levantando la preocupación de la ciudadanía respecto al delito, la transgresión y la delincuencia, hecho que se ha reflejado en el momento de decidir qué candidatos pasaban a la segunda vuelta electoral. Los dos que lo hicieron fueron quienes tenían un perfil claro frente al tema. Sin embargo, la delincuencia, al ser también un problema social no puede ser tratado solamente con estrategias represivas y punitivas.
Pobreza, corrupción y delincuencia, forman parte del mismo problema social del país. Somos una Sociedad que está enferma crónicamente. Es decir el sistema completo es el que está enfermo. No se trata de problemas aislados, sino de efectos vinculados entre sí, contando con una misma causa u origen.
Un país con los volúmenes de ingreso actuales no debería tener la desigualdad social y la miseria que aún la agobian. De igual forma, un país con la riqueza y los niveles de educación y empleo existentes no debería tener nuestros niveles de criminalidad. Obsérvese que partimos del reconocimiento del éxito económico global del país, que en teoría debería de resolver todos los problemas sociales, más que nada, los actuales del país. Sin embargo no es así.
Ello ocurre, debido a la evolución de la sociedad peruana, que ha causado graves distorsiones en el funcionamiento de las instituciones, hecho que ha generado el surgimiento de la cultura de la transgresión, como forma de “superar o saltarse” los bloqueos de la sociedad formal. Así es como las estrategias de sobrevivencia frente a una sociedad bloqueada y bloqueadora, se han extendido en el tiempo, dando origen a la evasión de impuestos y rentismo (en el alto nivel social), corrupción institucionalizada (sectores medios), el achoramiento y el crimen en los sectores de bajo nivel de ingresos. El común denominador en todos los estratos sociales, es el individualismo exacerbado. La egolatría es el sino de los tiempos: “Nada ni nadie vale más que mis intereses personales. No importa quién se ponga al frente”.
Mientras no se resuelva este problema social, todo intento será infructuoso, como cuando se cura sólo una de las manifestaciones de un mal, sin haber atacado el origen de la enfermedad.
Luego, los problemas sociales exigen un tratamiento integral. Esa debe ser la verdadera fundamentación del futuro Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social. Es decir, establecer la mirada integral de los problemas y plantear las políticas y planes correspondientes, fuera de crear las condiciones sociales necesarias para la acción articulada del Estado.
Lo que implica establecer el Sistema de Desarrollo Social (por integral) que involucre y dirija al resto de sectores sociales del Estado, planteando los diagnósticos, los objetivos, las metas, la articulación entre actores.
Por ejemplo, al sector Educación se le debe plantear la necesidad de superar el individualismo exacerbado, a través de programas educativos escolarizados y no escolarizados. Al sector Salud, pedírsele que formulen estrategias de acción y atención colectivas que reduzcan los costos de una salud preventiva, con calidad y oportuna. Al sector Vivienda, encargarle la formulación de modelos de desarrollo urbano que vuelvan a recuperar los espacios públicos para la interacción social. Al sector Cultura, la formulación de estrategias para recuperar la cultura de valores y laboriosidad en la población, así como las políticas para disfrutar sanamente del ocio, la recreación, el conocimiento y la creación artística, como un derecho gratuito y no un producto comercial al que se accede sólo si se tiene dinero. Y así podría seguirse proponiendo iniciativas para el resto de sectores.
Los actuales programas sociales –absolutamente agotados y desfasados de los requerimientos del presente- deberían entrar a una reestructuración o reingeniería, para ubicarlos dentro de la especialidad, las estrategias y las metas de cada sector.
Finalmente, nos cabe decir que estos cambios deben realizarse al inicio de un periodo de gobierno, como parte de una política de Estado - a sancionar por el Acuerdo Nacional y el Consejo Económico y Social. El tiempo que lleva su maduración se ajusta al lustro que tiene una gestión para demostrar lo exitoso de sus resultados. Después será muy tarde para disfrutar de lo sembrado.

CURSO EN DESARROLLO INTEGRAL JICA - JAPON.

CURSO COHESIÓN SOCIAL Y LOS BICENTENARIOS. FIIAP - AECID.

PREMIACIÓN A LA MUJER CAJAMARQUINA

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