domingo, junio 28, 2009

FRENTE AL PENDULO MALDITO: DEMOCRACIA Y DICTADURA, NUESTRA RESPUESTA DEBE SER: APRISMO

Si por algo se caracteriza la historia post colonial de la América Latina es por la facilidad en que se va de un extremo político al otro. El golpe de Estado en Honduras no es sino el principio de una reacción conservadora frente al avance de las corrientes izquierdistas representadas por el ALBA. Es evidente que el Presidente Zelaya estaba preparando la misma medida que ha caracterizado el accionar reeleccionista del Chavismo en América Latina: dividir a cada país maniqueamente entre buenos y malos, confrontar contra todo el aparato institucional del estado democrático de derecho, los otros dos poderes del Estado, y posteriormente convocar a sendas Asambleas Constituyentes por las cuales se garantice la perennidad del control político del país.

Mi crítica a ese procedimiento como a sus resultados, no eximen para nada de la culpa a quienes crearon y crean las condiciones para que el pueblo esté descontento con la Democracia, permitiendo la violación constitucional, sea por gobiernos de izquierda o de ultraderecha. No por las puras en algún momento Hugo Chávez fue un aliado - y mejor alumno- de Alberto Fujimori.

La historia demuestra que el verdadero drama latinoamericano ha sido transitar pendularmente de un extremo a otro, sin verdaderas políticas de Estado, sin planes de gobierno que se cumplan, sin proyectos nacionales consensuados entre los actores sociales de un país. Es preocupante ver cómo dentro de un mismo gobierno es frecuente que cada ministro aplique sus propias ideas, sin interesarle continuar con las buenas y mejores de su antecesor. ¡Qué será de gobierno a gobierno, y de tendencia a tendencia!

Tengo la impresión que el aprismo nació en contra de ese péndulo. Reflejando su filosofía en su propio lema: “NI CON WASHINGTON, NI CON MOSCÚ, SÓLO EL APRISMO SALVARÁ AL PERÚ”. El distanciarse de los polos existentes marcaba exactamente la actitud de repudio al “pendularismo” latinoamericano. Y la segunda parte, fuera de cualquier actitud mesiánica, centraba la salida a nuestras dificultades en que las soluciones partieran de la realidad específica del país. Porque el Aprismo nació como la respuesta científica a los verdaderos problemas de la América Latina, distinta y distante de los extremismos colonizantes de los pro-yankis y los pro-rusos.

La generación fundadora, con Haya de la Torre a la cabeza, recogió el espíritu indoamericano de nuestra cultura autóctona, que fuera de las contraposiciones europeizantes supo de la coexistencia de las líneas bipolares. El mundo andino tiene la concepción de la unidad del Sol y la Luna, el Inti y la Killa. Ambos coexisten a pesar de sus diferencias. La colonia española supo mantener un régimen similar al aceptar la coexistencia de la república de españoles y la república de los indios. Y el inicio del fin propiamente dicho de su dominio fue cuando a raíz de las rebeliones indígenas iniciadas por Túpac Amaru II desapareció en la práctica el régimen de la república de indios.

Lo más resaltante, es que de esa coexistencia nace el mestizaje, la simbiosis, más que la síntesis (ésta es producto de la lucha de contrarios, la primera de la unión de ellos). El aprismo nació de esta forma, reivindicando firmemente lo nacional pero también reconociendo el valor de la tecnología y la modernidad. Todo ello en total armonía con el pensamiento indígena, mestizo y hasta criollo. Véase sino cómo nuestros migrantes se incorporan con total facilidad a las ciudades modernas pasando a formar parte rápidamente de su actividad social, económica y cultural. Situación que no se presenta en otros países donde el migrante étnico es arrinconado como también se automargina, sin mayores posibilidades de salir realmente adelante.

La permeabilidad actual de la cultura peruana a las expresiones costeñas, andinas y amazónicas expresan el más alto nivel de coexistencia y fusión nacional que haya tenido lugar antes en el Perú. Por eso siempre he dicho, la unidad nacional que los políticos no logran plasmar en su accionar (occidentalista y maquiavélico), el pueblo peruano la está logrando día a día, silenciosa e intensivamente.

En la actual contradicción entre neoliberalismo y nacionalismo-populista de izquierda, no hay solución posible. Es el mismo péndulo maldito de la historia del siglo XX. Frente a eso, reitero, nació el Aprismo, planteando el camino verdadero para lograr nuestra modernización con justicia social y libertad. Cuánto bien habría hecho para América Latina que el pensamiento y la filosofía apristas se hubiesen extendido por la América morena y desde cada patria pequeña se hubiese desarrollado un movimiento social aprista, con la disciplina ideológica correspondiente para no desviarse del camino trazado. Hoy no habrían ni golpes a la hondureña ni a la ecuatoriana. No habría confrontaciones abismales dentro de nuestros pueblos, sino los FRENTES ÚNICOS de clases medias, obreras y campesinas, desterrando cualquier posibilidad de dominio de la derecha o la ultraizquierda.

Hoy más que nunca me ratifico que sólo el Aprismo (ideológico y doctrinario) salvará al Perú y a Indoamérica.

Lima, 28 de junio del 2009.

CURSO EN DESARROLLO INTEGRAL JICA - JAPON.

CURSO COHESIÓN SOCIAL Y LOS BICENTENARIOS. FIIAP - AECID.

PREMIACIÓN A LA MUJER CAJAMARQUINA

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