sábado, junio 20, 2009

ACERCA DE LA CUESTIÓN INDÍGENA

LA FUNCIÓN PRINCIPAL DE LAS CIENCIAS SOCIALES ES LA DE IDENTIFICAR METODOLOGICAMENTE LAS TENDENCIAS DE LOS HECHOS QUE OCURREN EN LA SOCIEDAD, Y ELLO ES LO QUE SE LOGRÓ EN EL ESTUDIO PUBLICADO BAJO EL TÍTULO "MODERNIDAD, CULTURA Y TRANSFORMACIÓN SOCIAL" DE MI AUTORÍA.

COMO SE COMPROBARÁ AL LEER LA TRANSCRIPCIÓN LITERAL QUE HAGO DEL MISMO, AHÍ IDENTIFICAMOS Y ANALIZAMOS EL PROBLEMA INDÍGENA EN EL PERÚ, CUYA PERSPECTIVA DE ACCIÓN POLÍTICA CONCRETA YA HABÍAMOS ANTICIPADO.

AÚN NO ES TARDE PARA ACTUAR, ENMENDANDO RUMBOS Y POLÍTICAS DE ACCIÓN, CONSTRUYENDO, TAL COMO LO VENIMOS PLANTEANDEO DESDE TIEMPO ATRÁS, UNA NUEVA FORMA DE HACER POLÍTICA, QUE SEA REALMENTE INDOAMERICANA, ES DECIR QUE RESPONDA A NUESTRA PECULIAR REALIDAD HISTÓRICA, SOCIAL, CULTURAL, ECONÓMICA Y POLÍTICA.

LOS PÁRRAFOS QUE A CONTINUACIÓN TRANSCRIBO SON DE MI LIBRO YA MENCIONADO, DE LAS PÁGINAS 262 A 276.

ACERCA DE LA CUESTIÓN INDÍGENA.

“El problema del Indio fue el parte aguas de la intelectualidad y la política peruanas a inicios del siglo XX. Recordemos que la posición de don Manuel González Prada fue categórica al ubicar el tema no como un problema educativo sino económico y social. Haya y Mariátegui siguiendo el camino trazado por su común maestro ratificaron esa línea, el problema del Indio era un problema económico y social, de lucha contra el latifundio y la explotación. Haya, a pesar de los ataques que recibió por una supuesta lejanía del problema indígena, fue categórico al afirmar en El Antiimperialismo y el Apra, que la economía agraria se reconstruiría sobre la base de la comunidad andina, exaltando su espíritu cooperativo.

“Hace ochenta años lo más que se conocía de lo indígena era al habitante andino, hoy no son sólo andinos también son amazónicos. Pero ambos están ligados estrechamente a sus ámbitos de vida. En el siglo XVII los Andes salvaron de la hambruna a Europa. Fue producto de la capacidad milenaria de domesticación de las plantas nativas de la cultura andina lo que logró tal milagro. Hoy en día, la amazonía peruana se ve progresivamente invadida de investigadores sociales y naturalistas que buscan conocer a través de la cultura de nuestros pueblos amazónicos la riqueza de nuestra flora, que no hubiera sido descubierta sin la acción milenaria de nuestros compatriotas de la selva.

“Mucho tiempo ha pasado desde que los primeros movimientos indigenistas bregaron por el reconocimiento del problema y la formulación de una agenda de atención al respecto. Las propias movilizaciones indígenas y campesinas contribuyeron a fortalecer esa posición. Durante el gobierno militar de las Fuerzas Armadas se intentó cambiar su consideración de indígena –marginal en el proceso económico- a campesino o comunero. Todo ello bajo un enfoque mayormente económico y desarrollista. El proyecto consistía en incorporarlos al modelo occidental de la sociedad (fuese capitalista o socialista). Hoy el enfoque está cambiando. Ahora el problema del Indio es también Cultural, es decir de respeto y aceptación de sus costumbres, tradiciones, conocimientos ancestrales. En esa condición el ser y reconocerse indio ya no es sinónimo de retraso, de ignorancia, sino por el contrario de identidad a partir de una cultura autóctona. Por tanto, a lo indio ya no puede identificársele necesaria y únicamente como una situación de estancamiento en la adopción de una cultura occidental dominante (hablar castellano o vestir indumentaria occidental), porque a pesar de adoptar esas expresiones materiales, la identificación cultural –espiritual- puede seguir siendo por la oriunda.

“Sin embargo, así como desde la conquista los invasores se preocuparon por explotar las riquezas del subsuelo y por ende apropiarse de los territorios indígenas, quinientos años después la intencionalidad sigue siendo la misma. Ayer se adueñaron de las propiedades de los ayllus y comunidades indígenas de los Andes para explotar el cobre, la plata y sus pastos. Hoy se adquieren a precios irrisorios los territorios de los indígenas en la sierra y la selva, para extraer oro amarillo, oro negro (petróleo) y oro gaseoso (gas natural). Los antiguos no se equivocaban al atribuir al Perú las propiedades del Dorado, o al afirmar Vale un Perú, como forma de decir es valioso. Pero todas esas riquezas se hallan en territorios indígenas. ¿Y acaso están siendo proporcionalmente beneficiados los pueblos indígenas? Todos los estudios y estadísticas indican que no es así.

“Empecemos por identificar al Indio. Con frecuencia se ha venido a decir que el pueblo indígena no es mayor al 30% del país, sin embargo recientes investigaciones han demostrado la existencia de nuevas formas de definirse indígena: Una es la de la autodefinición, otra es la de ser descendiente de indígenas aunque sea por uno de los padres o uno de los abuelos. Ello independientemente de quienes tienen una lengua materna diferente al castellano u otro idioma extranjero. Con las nuevas formas de definir lo indígena se tiene que el 48% de la población es indígena.

“Pero lo más resaltante es el alto grado de identidad que existe entre la población para reconocerse como indígena en función a sus ancestros. Si bien el 47.7% manifestó tener un progenitor o un abuelo indígena, el 45.2% se reconocía como indígena. Es decir tan sólo un 2.5% de personas entrevistadas no reivindicaba su origen indígena a pesar de tenerlo.

“Otro aspecto que debe resaltarse es la no correspondencia entre la identificación de lo indígena con el hablar una lengua distinta del castellano o extranjera. De esta forma colegimos que existe una mayor identificación de lo indígena con los valores culturales, más que en el uso de una lengua originaria. Lo que de por sí expresa un aumento progresivo en la identidad nacional, no sólo como lo criollo sino también con lo indígena . Este fenómeno es importante resaltarlo, porque la mayor parte de los enfoques sobre lo indígena se han estado definiendo en torno al uso de la lengua materna originaria. Sin embargo ya comienza a haber una nueva percepción, más inclinada a la aplicación de los valores indígenas. Ello implica una revalorización de lo Indio, más en perspectiva cultural. Pero considerando lo cultural no sólo como los conocimientos aprendidos del occidente, como suele evaluarse la “cultura” de los pueblos y las personas, sino como el conjunto de prácticas, costumbres y valores con los cuales desenvolverse en la vida cotidiana de una organización social. La lengua es uno de los elementos de la cultura, pero no es el único y mucho menos el exclusivo en la identificación .

“A partir de este nuevo enfoque, el aprendizaje y el uso del castellano como lengua franca, no implica la desaparición cultural de lo indígena. Por el contrario, de acuerdo a la investigación citada, la identidad indígena persiste. Pero también lo hace su situación de marginación y postración económica. Hoy más que nunca, la pobreza es el sinónimo de ser indígena. Según el análisis del Instituto de Estudios Peruanos basado en la Encuesta Nacional de Hogares, las poblaciones indígenas se encuentran mayormente en el sur del país, con especial incidencia en el llamado Trapecio Andino (Cusco, Puno, Apurímac, Ayacucho, Huancavelica), como también en Ancash y Huánuco. En menor dimensión en Junín, Pasco, Ica y Lima.

“Para un importante sector de la población indígena, la única alternativa económica eficaz al problema de la pobreza y la marginación del circuito económico moderno, es la economía de la coca y la cocaína. Son miles los indígenas que hoy en día están involucrados en el circuito de la coca, sea como agricultores, peones, transportadores, procesadores, proveedores de insumos y mercenarios. Lo que más tienen en común ellos es su condición de indígenas y simultáneamente pobres. Sin embargo, en el mejor de los casos, las políticas de atención de este severo problema nacional olvidan de la condición de indígenas de la mayor parte de sus actores. Lo cierto es que lo que el mundo de la economía moderna y formal no ha logrado, lo ha hecho la economía de la coca, integrarlos a los mercados mundiales .

“La crítica situación del Indio no ha sido extraña al Perú mestizo. Es más, como ya dijéramos, los migrantes en las ciudades están volviendo sus ojos a sus orígenes, a lo suyo propio, a sus valores, a su espíritu, a su nacionalismo. El impacto que tuvo esta bandera en las dos últimas contiendas electorales presidenciales así lo ha demostrado. El Perú votó por propuestas nacionales que reivindicaban lo nativo. Es cierto que hubo mucho de tráfico de expectativas y estafa política por el giro político del gobierno del partido Perú Posible, pero, por encima de ello, es evidente la voluntad ciudadana del Perú provinciano.

“Hoy en día, como en muchos lugares de la América morena, en el Perú la agenda política central está en torno al tema de la nacionalidad, incluyendo en ella lo indígena y lo mestizo. No hablamos de una unidad cultural. Es evidente que estamos frente a una diversidad cultural que se reconoce entre sí y que se respeta mutuamente, pero que por encima de todas las cosas tiene la voluntad de definir su propio camino.

“Aspectos fundamentales en ese rumbo son los de la defensa de la lengua de los pueblos originarios. Con la lengua se expresa también toda una identidad y una concepción de la vida. Los conocimientos ancestrales se preservan en esta realidad a través de la lengua. En culturas orales como las andinas la lengua tiene un rol fundamental. Por tanto, su reconocimiento y preservación son temas centrales en su reivindicación. Este fenómeno ya lo observó Arguedas y los sucesivos estudiosos que surgieron después de él. Lo sustancial del problema se ha dado en la pérdida de identidad del indígena, en su llamada aculturación, asumiendo conductas y valores distintos a los originales. El procedimiento para lograrlo ha variado es cierto. Y es que si bien en el pasado se pretendía doblegar al indio a través del alcohol, hoy en día se lo hace a través de otra droga, los medios de comunicación social. Si bien más adelante tocaremos este tema, debemos mencionar el rol deformador que la televisión comercial cumple frente -no sólo- al indígena, sino también frente al resto de la peruanidad.

“El principal error de los procesos llamados de inclusión indígena a la modernidad, ha sido el intentar homogenizar a los pueblos a los modelos occidentales, imponiéndoles el uso exclusivo de la lengua castellana y el olvido de sus costumbres ancestrales, tanto en su alimentación, crianza y cuidado de la salud. Las escuelas continúan siendo en un gran porcentaje monolingües y ni qué decir de la atención de la salud, que en lugar de convocar e incorporar a su cuidado y preservación a los pueblos indígenas, por el contrario los estuvieron alejando de la misma. Hoy en día, si bien en teoría el Estado ha avanzado en la determinación de las políticas generales de atención en los aspectos sustanciales de vida, la aplicación de estos principios por parte de un personal desvinculado de la realidad indígena vital le ha quitado todo impacto positivo a las políticas adoptadas. Deben ser los mismos nativos los que adquieran las prácticas metodológicas de educación, alimentación y cuidado de la salud. Ésta debe ser la política real de promoción y reivindicación indígena, el desarrollo de sus capacidades integrales, empezando por el derecho que tienen a definir el rumbo de sus vidas individuales y colectivas, en conjunción con sus identidades.

“Los pueblos indígenas tampoco deben ser considerados una sola unidad, como por mucho tiempo se dijo, privilegiando la concepción del predominio quechua sobre el resto de culturas. Cuando llegaron los españoles se estima que existían 42 diferentes etnias en el territorio tawantinsuyano. A ellos habría que agregar las ahora 44 etnias existentes en la Amazonía. Estaríamos hablando entonces de una pluralidad étnica, que a pesar de ello alcanzó a tener una expresión política en el Imperio de los Incas. Lo más resaltante es la disposición a respetar y tolerar otras culturas. La interculturalidad es inherente a la mentalidad de las culturas nativas peruanas. Ésta de por sí es una fortaleza latente, pero que no se explota convenientemente por la sociedad moderna y formal. Por el contrario, la colonización del mundo de la vida desde el llamado sector moderno, ha ocasionado que en las ciudades estos valores sean reprimidos, fomentándose comportamientos discriminatorios y segregacionistas dentro de los propios pueblos , soliviantando la existencia de la división y el conflicto.

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“Queda demostrado pues que no sólo hay otras rutas de inserción a la globalización, diferentes y alternativas a las que se nos pretende imponer desde las instituciones y los mecanismos construidos por el sistema imperial, sino que la forma de regularlas se da fundamentalmente desde el mundo de la cultura. Por ende debemos precisar cuál es la vía por la que deben recorrer los países indoamericanos para integrarse –y no sólo ser asimilados o absorbidos- al proceso de mundialización.

“El primer axioma que debemos asumir, es el de la recuperación y reivindicación de la cultura propia de cada país. Uno de los elementos fundamentales de todo proceso de desenvolvimiento económico y social, es el de la cultura nativa. Considerando a ésta como el conjunto de costumbres, normas, tradiciones y creaciones que se han establecido por el uso cotidiano en la relación entre los hombres, y entre éstos y la naturaleza. La cultura es como el oxígeno, sólo cuando es distorsionado o hace falta se percibe su existencia.

“En esa línea, hay algo muy en común entre los países al sur del Río Grande, algo que es mucho más que una lengua, aunque ya sólo ésta signifique bastante. Hay una idiosincracia, una forma de ser, una identidad indoamericana. Indoamérica existe más allá de las fronteras, de las monedas, de los gobiernos, de las historias segmentadas, sesgadas e incompletas. Indoamérica existe en la concepción del mundo que tienen en común nuestros pueblos, en su religiosidad, en su laboriosidad, en su reciprocidad, en su capacidad emprendedora, en su relación armónica con la naturaleza, en una visión creadora de futuro que refresca y reverdece a otros países del Orbe.

“Todos sabemos que las divisiones políticas entre nuestros países y al interior de ellos mismos, fue hecha de acuerdo a los intereses de los grupos de poder económico o político . Se olvidaron a los segmentos étnicos existentes dentro de ellos, cómo se dividió a la nacionalidad aymará entre Bolivia y Perú, luego irrumpiendo en la zona también Chile. A pesar de que formalmente son tres los Estados gobernantes, la nacionalidad aymará permanece espiritualmente unida. Igualmente encontramos la misma realidad en la frontera norte y nororiental, donde las naciones amazónicas están divididas entre el Perú y el Ecuador, y entre Colombia y el Perú. Para continuar con esa lógica podemos citar los mismos casos pero ya dentro del Perú, donde las etnias y sus respectivas culturas fueron marginadas a la hora de determinar la división política del Estado. Mucho del fracaso de los intentos de regionalización han fracasado por haber olvidado esta premisa básica, mantener la unidad establecida culturalmente por las naciones autóctonas . Hasta ahora el Estado parece haber olvidado o cree haber disuelto las características étnicas de los pueblos. Lo cual es absolutamente falso. Las diferencias entre jaujinos y huancaínos en la Región Junín son históricas. Al igual entre las Baguas y Chachapoyas en la Región Amazonas. Entre arequipeños y camanejos, ni se diga. Podríamos citar muchos casos al respecto, pero siempre encontraremos que estas diferencias tienen un origen étnico, histórico y cultural. Los ímpetus tanto de la Colonia como de la propia República fracasaron en su afán homogenizador. Y es sumamente difícil que a pesar de la fuerza con la que irrumpe la globalización, esas rencillas se puedan disolver.

“La alternativa real es otra. Pasa por reconocer el derecho de los pueblos por mantener su unidad étnica, cultural e histórica, y ello significa darles capacidad para determinar sus propios rumbos de gobierno, ciertamente dentro de los límites de una entidad Estatal macro política. La idiosincrasia, la identidad y las tradiciones son elementos fundamentales a ser reconocidos y amparados en los pueblos y sus respectivos espacios de organización política. Ese es un tema central que corresponde a la reorganización de los Estados, crear jurisdicciones políticas flexibles que incorporen a la informal -para el Estado moderno- agrupación étnica o mestiza.

“El fracaso del Estado Nación en nuestros países no se ha dado solamente a partir de la irrupción globalizadora. El viejo Estado Nación, calcado de la Europa novecentista, nunca ha funcionado eficientemente. Ciertamente ello tiene muchos orígenes que no pretendemos mencionar en este momento. Sí está clara la necesidad de propiciar una reorganización política completa de los Estados Indoamericanos. Ya Haya de la Torre en una propuesta que resulta histórica, planteó la existencia de cuatro grandes ejes que hoy llamaríamos geopolíticos . El primero “el sector del Caribe” constituido por México y América Central, por un lado. El segundo era “el sector de las repúblicas bolivarianas”, integrado por los países a los que contribuyó a independizar Simón Bolívar: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. El tercer sector “lo constituyen los países donde las condiciones económicas han producido mayor desarrollo nacional”, era “el sector de Chile y los países del Plata”. Y el cuarto sector, el gigante de América del Sur, Brasil.

“Ochenta años después se han conformado tres grandes grupos de intercambio comercial y unión aduanera. La Asociación del Libre comercio de América Central, el MERCOSUR que integraron originalmente Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, y finalmente el Grupo Andino, en el que participaron primeramente Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile.

“La necesaria integración política y económica indoamericana, ha sido adelantada social y culturalmente. Más allá de las diferencias promovidas por las clases oligárquicas o las potencias imperiales, los pueblos andinos, centroamericanos o del atlántico americano, ya tienen avanzada una primera unión espiritual, que debería ser utilizada ya primariamente para profundizar la unión política y económica. De todos estos, son los países andinos los que deben convertirse en el eje impulsor de la integración indoamericana, por la vía de su propio proceso unificador. Los Andes son la columna vertebral indoamericana, tienen capacidad de irradiarse hacia el MERCOSUR, y desde su frontera norte con Centroamérica y el Caribe. Y dentro de los Andes, es el Perú el que se ubica al medio, en el ombligo, el qosqo , teniendo en su diversidad cultural - suma de lo original, lo milenario, lo mestizo y lo exógeno- la mejor inspiración para el cumplimiento de su rol histórico.

“Alcanzar la Unión Indoamericana es el sino histórico de la cultura andina. En ese proyecto se encontraban los Incas cuando llegó la invasión española. Un imperio que tenía menos de un siglo de existencia ya había avanzado hasta la tercera parte de América del Sur, y de no haber mediado la conquista en cincuenta años más hubiera cubierto el total de la zona habitable sudamericana.

“En los llamados tiempos modernos, será el nuevo hombre indoamericano, fruto de nuestra rica multiculturalidad, el que realice la tarea de la unificación continental. A partir de ella ejerceremos eficientemente el derecho a la vida de la especie humana, aplicando un modelo sostenible de desenvolvimiento, reafirmando la unidad del hombre con la naturaleza.

“El Mundo moderno y globalizado, muy pero muy pronto requerirá de nuevos modelos de formas de vida e integración social, y sólo podrá encontrarlas si se realiza el autónomo proyecto indoamericano”

MODERNIDAD, CULTURA Y TRANSFORMACIÓN SOCIAL.
ARTURO OJEDA S.
LIMA 2008..

CURSO EN DESARROLLO INTEGRAL JICA - JAPON.

CURSO COHESIÓN SOCIAL Y LOS BICENTENARIOS. FIIAP - AECID.

PREMIACIÓN A LA MUJER CAJAMARQUINA

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