lunes, febrero 11, 2008

¿Reelección? Sí. Renovación, también.

Estando en Puno, recibí la noticia del severo llamado de atención del Presidente García a –por interpósita persona- los funcionarios del ejecutivo que piensan que las responsabilidades del gobierno aprista acaban el 2011. Caminando por las pampas juliaqueñas, conociendo de sus potencialidades económicas, minería, ganadería, agricultura, comercio, zona franca, y más aún oyendo la fe que el puneño tiene en un futuro mejor, pude comprobar la severa importancia de la estabilidad económica y la gobernabilidad político social. Conversaba con los productores artesanales y me contaban de cuánto habían crecido sus ventas en base al turismo nacional y extranjero, y además de cómo pensaban organizarse para comenzar a exportar, como ya lo hacen muchos de sus paisanos. Caminaba por las calles y por los campos y veía definitivamente un nuevo semblante en la gente. Pueblos quechuas y aimaras emprendedores que en un principio supieron dominar el duro clima del altiplano y dar con ello inicio a la más grande civilización prehispánica de América del Sur, a la par que una de las más importantes de la historia humana, hoy miran con entusiasmo el porvenir y lo expresan en sus celebraciones, que concentran a su vez lo más rico de su pasado y su presente, a través de bailes, comparsas, cantos y procesiones. Viendo danzar a Puno pude comprobar cuánto avanza nuestro Perú.

ES ese Perú profundo el que avanza y avanza para recuperar su lugar en la historia, va comprendiendo que el Perú es un país minero, donde pueden coexistir la agricultura con la minería, pero que fundamentalmente se va anticipando y pensando en la transformación de las materias primas, para comenzar a producir industrialmente y exportar nuestros productos a través de las gigantescas vías de comunicación que se van construyendo y abriendo al mundo entero. Cuando le hablamos al pueblo y le ayudamos a reflexionar sobre el rumbo del país y su inserción en el contexto global, la gente entiende y, por el contrario, quiere más, pide más y más a sus gobernantes, locales, regionales y nacionales. Es ahí cuando nos ratificamos en que la transformación social no es ni puede ser obra de un solo gobierno, y mucho menos sólo del poder central. Hay lugares donde falta conducción estratégica, capacidad emprendedora, líderes que señalen el camino a seguir y combatan a quienes se quedan congelados en el pasado. Esa es tarea de un partido nacional.

El Perú avanza y crece, a pesar de los mediocres presidentes de algunas regiones, entrampados en la burocracia improductiva, la cual tratan de ocultar con poses radicales frente al gobierno nacional. En el caso de la derecha tradicional, la vemos ensimismada en su viejo proyecto modernizador urbanístico, costeño, de ciudades dormitorio, coexistentes con el manido modelo primario-exportador. Ni derechas ni izquierdas tradicionales son capaces de asegurar la continuidad de la estabilidad y el crecimiento con redistribución social en el país. Ante esta situación, podemos asegurar que la reelección del aprismo el 2011, más que un deseo es una necesidad.

La reelección aprista del 2011 no será fácil, nadie lo duda, para ello -aunque parezca contradictorio- tiene que haber una severa renovación partidaria, de personas y de formas de acción política. En esa brega, los “cuarentones” tendremos que jugárnosla completa, liderando y encabezando ese proceso, pasando por encima de quienes se conviertan en obstáculo, porque por encima de todo están los objetivos superiores de nuestro partido. La renovación no implica una simplista posta en el manejo del poder político, sino un radical cambio en la gestión de la acción político social y del poder del Estado. Ahora conocemos de mucha gente que se acobarda al momento de tomar decisiones y ahí están las consecuencias en el boicot de malos asesores y “funcionarios de carrera”, que restan velocidad al aparato estatal. Nuestra Generación debe estar lista para conquistar y asumir espacios de poder en el Estado y liderar en ellos la transformación de éste para ponerlo al servicio del desarrollo con justicia social.

Evidentemente que ante este objetivo superior, la incorporación a los “ismos” en torno a probables precandidatos presidenciales para el 2011, demuestra absoluta miopía. El éxito de nuestra generación no dependerá de la rapidez con que nos subamos al carro de un precandidato, sino a la solidez que tengamos en consolidar la propuesta de desarrollo con justicia social que exige el país. Así que quien de nuestra generación ahora se precie de “estar en la máquina” de uno u otro de los precandidatos, deberá ser contemplado con preocupación por su poco nivel de conciencia política alcanzada (son los sueños de un peón que en el ajedrez sueña con que jugando solo lo dejarán ser alfil).

Nuestra Generación debería ser quien condujera los destinos del partido en este momento, tenemos la experiencia, la capacidad y la trayectoria que nos respalda. La dictadura fujimorista cortó nuestro desenvolvimiento, pero aún no es tarde. A nivel mundial vemos ya como algunos de nuestros coetáneos abren las puertas a la esperanza en el futuro. Así como J. F. Kennedy generó una nueva sensación en el Globo en los años de 1960, ahora lo hace Barack Obama, con un mensaje que lo comparte y expresa nuestra generación, no de ahora sino desde nuestra juventud, ahí está la marca generacional, para los que dicen no saber de ella. Esta situación nos fortalece y anima en lo individual, y el esfuerzo político por la renovación del partido tiene que hacerlo en lo colectivo. Sólo nuestra generación unida y renovando políticamente al partido será capaz de llevar a la reelección al aprismo.

Lima , 11 de febrero del 2008.

CURSO EN DESARROLLO INTEGRAL JICA - JAPON.

CURSO COHESIÓN SOCIAL Y LOS BICENTENARIOS. FIIAP - AECID.

PREMIACIÓN A LA MUJER CAJAMARQUINA

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