ACERCA DEL DESARROLLO SOCIAL.

EN LA MISMA LÍNEA VEINTE AÑOS DESPUÉS.

“El asistencialismo, es práctica de un Estado populista y retardatario, por cuanto estimula el adormecimiento y la postración del pueblo, manteniéndolo a espaldas de la construcción de su destino. Un Estado Antimperialista, bajo la conducción de un gobierno revolucionario, es un Estado promotor del desarrollo social de la Nación, entendido éste como la liberación de las conciencias del pueblo, que se organiza y colectivamente emprende la tarea histórica de forjar una nueva sociedad”.
“La promoción y el desarrollo social, empiezan por la educación popular de esencia liberadora, como único medio de lograr formar un hombre nuevo, creador, crítico y constructor de una organización social superior, con nuevos valores, principios, normas y estructuras, que afirmen la justicia y la libertad como bases piramidales de su organización”.
“Haya de la Torre sintetizó magistralmente estos ideales, cuando convocó a hacer la revolución de los espíritus a las juventudes de su época. Sin embargo, lo logrado hasta el momento por los funcionarios gubernamentales no se asemeja a aquellos principios. Al contrario, las actitudes paternales y verticalistas, que desdeñan la educación, organización y participación social, podrían haberse institucionalizado”…
UNA NECESARIA PRECISION.
Arturo Ojeda S. Publicado en el diario Hoy. Lima 1987.

“Las modalidades de construcción del poder imperial, van desde la elaboración de una hegemonía ideológica, basada en el neoliberalismo como pensamiento único, hasta los modelos de desarrollo economicistas y la fortaleza disuasiva de su poderío militar. A ello va aunada la concepción de la democracia representativa que intentó imponer como paradigma de la organización política a todos los países del mundo. Hoy en día, el carácter de la lucha contra la dominación imperial no es sólo económica y política, es también social y cultural. La lucha antimperialista debe ser de carácter integral.
“La sumisión del nuevo tipo empieza en las conciencias de las gentes, por ello, la primera revolución –tal como la plantea Haya de la Torre- es la de las conciencias, para hacer que éstas reconozcan la verdadera realidad social. Y se llega al conocimiento de aquélla no sólo desde la teoría, fundamentalmente se lo hace a través de la acción social. Y ésta debe ejecutarse en los espacios primarios de la sociabilidad, la comunidad local, el barrio y el distrito. La revolución social liberadora empieza en los municipios, reconstruyendo la capacidad de gestión social y colectiva que caracterizó históricamente a nuestros pueblos y que hoy hemos perdido como producto del coloniaje mental y el sometimiento a modelos exógenos de desarrollo. Reconstruyendo nuestra capacidad de acción histórica y colectiva , seremos capaces de asumir nuevos retos en la lucha por la construcción del proyecto pluricultural indoamericano. Debe hacerse hincapié que la lucha antimperialista no es sólo de resistencia a un enemigo mayor, es ante todo el primer paso en la construcción de nuestro propio derrotero en el devenir mundial”.

Arturo Ojeda S. MODERNIDAD, CULTURA Y TRANSFORMACIÓN SOCIAL. Cap. IX. Lima 2007.

CURSO EN DESARROLLO INTEGRAL JICA - JAPON.

CURSO COHESIÓN SOCIAL Y LOS BICENTENARIOS. FIIAP - AECID.

PREMIACIÓN A LA MUJER CAJAMARQUINA

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