jueves, julio 07, 2011

MACHU PICCHU, MAS QUE UN DESCUBRIMIENTO.

Ahora que se celebra el centenario del descubrimiento para el mundo del Santuario de Machu Picchu y viendo la diversidad de formas en que se ha tomado este hecho, creo es necesario realizar unas reflexiones. Debo confesar que la mayor motivación para estas líneas ha sido escuchar la peregrina idea de un ex ministro de Turismo de “sacarle provecho nocturno” a Machu Picchu, como si se tratara de una actividad meramente comercial.
Hay diversas formas de entender la importancia de este santuario, uno es el de un “resto arqueológico”, una “maravilla del mundo”, un objeto exótico y extraño a la cultura dominante; otra, y a la que me considero más cercano, es la de considerar a Machu Picchu como la expresión viva de una cultura milenaria que llegó a expresarse sintéticamente en este complejo continuo de arquitectura y naturaleza. Entendiendo a la arquitectura como expresión social y cultural de una sociedad con valores y estructuras, sin los cuales hubiera sido imposible su diseño, edificación funcionamiento y conservación.
Quienes ven a Machu Picchu sólo como complejo arqueológico, ignoran la realidad social circundante, por eso los océanos de pobreza que lo rodean con una Isla de modernidad en su centro, reflejada en los servicios que reciben los turistas. A los instrumentalistas les importa Machu Picchu por la renta que ofrece no por el desarrollo social, cultural y tecnológico que representa.
Desde una perspectiva sustancial, debemos reclamar la consideración de Machu Picchu no como piedra sino como valor y expresión de una cultura superior, cuyos principios no están muertos sino que continúan vivos y se presentan como parte de una alternativa real de vida sana y saludable. Para los instrumentalistas, Machu Picchu forma parte de una cultura muerta, para los sustantivistas, no es sino la expresión de una cultura que está viva y en continuo desarrollo.
Por ello, la celebración de los cien años es tan polémica como la del “descubrimiento de América”. El consenso de la época estuvo en llamarlo el “Encuentro de dos mundos”, el nuestro debería estar en la demostración concreta de la existencia de valores sociales superiores a muchos de los actuales existentes. Y que las generaciones sucesivas debemos saber estimar, asimilar y enarbolar inteligentemente.

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CURSO COHESIÓN SOCIAL Y LOS BICENTENARIOS. FIIAP - AECID.

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